Para muchos hombres escuchar gemir a una mujer durante el acto es tan placentero como una caricia, pero las mujeres pueden fingir un colosal orgasmo con gran precisión.Un nuevo estudio sobre conducta sexual realizado por investigadores de la Universidad de Central Lancashire, en Gran Bretaña, ha descubierto que más de un cuarto de las mujeres gimen habitualmente durante el sexo, pero no por placer, sino para manipular a su pareja y hacerle creer que están muy cachondas y ha alcanzado la cúspide sexual, todo con el fin de ponerlo todavía más caliente, alimentar su ego e influir en la situación a su beneficio.
Los investigadores pidieron a 71 mujeres de edades comprendidas entre los 18 y los 48 años que respondieran a una serie de preguntas divididas en categorías como «dar ayes-gemir», «dar alaridos-gritar», palabras como «sí» o «más» y palabras «comando de instrucción», que se usan durante el sexo.
El objetivo de la investigación era descubrir la razón exacta de por qué las mujeres practicaban estas vocalizaciones, durante el juego de cama, y en qué punto del proceso decidían emplearlas.
Cuatro de cada cinco mujeres fingían utilizando estas vocalizaciones aproximadamente la mitad de las veces que eran incapaces de llegar al orgasmo.
Según la investigación, las mujeres empleaban los gemidos y las palabras de ánimo para acelerar el proceso debido a la fatiga, el aburrimiento o las molestias en vez de ser una expresión directa de la excitación sexual.
El estudio también reveló que las mujeres experimentan los orgasmos más comúnmente durante el faje previo en lugar de durante el acto sexual en sí.
«Este es un estudio increíblemente revelador. Las mujeres (con los gemidos) están tratando de influir en su pareja más que expresar directamente la excitación sexual», señala Gayle Brewer, una de las responsables de la investigación. Sin embargo, esto no es tan intrigante como inicialmente puede parecer, ya que la mayoría de las mujeres no lo hacen necesariamente por su interés. Por el contrario, el 92% de las participantes admite que es una forma de aumentar la autoestima de su pareja y hacer que se sienta seguro sobre su atractivo y desempeño sexual».
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